¿Os acordáis de esa película? Hay una escena la principio en la que uno de los protas, que trabaja de cajero, vuelve loco al lector de códigos de la caja porque le han inyectado un cacharrismo en el que viaja Dennis Quaid. Pues así nos sentimos ayer.
Me fui con mi media naranja a dar una vuelta y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid entramos a comprar en un supermercado. Ya antes de entrar me dijo: "No sé qué me pasa últimamente que me saltan las alarmas en los supermercados". Y efectivamente, cuando fuimos a pagar nuestra caja se convirtió en un espectáculo de luz y sonido.
La chica, muy maja ella, nos dijo que seguro que se había olvidado de quitar algún chip, pero mi media naranja le contestó con resignación: "No, si soy yo". Vino el de seguridad, comprobó que no había nada que pitara salvo el mozo y nos fuimos dejando en la cola a la gente muerta de risa.
Ya camino de casa fui dándole vueltas al tema además de meterme con él (hay que aprovechar las oportunidades que te da la vida para ser una cabrona) y empezaron a encajar algunas piezas: sus móviles tienen vida propia y le duran poco; lleva el chip del DNI pegado con celo porque se le cae; no suele llevar las tarjetas encima porque se le desmagnetizan... No sé, aquí pasa algo.
Viendo una serie tranquilamente en mi PC tuvo lugar el suceso definitivo: pantallazo azul. Desde que usa mi ordenador el pobre anda bastante renqueante, pero yo pensaba que era porque había virus en las páginas que visita, sitios peligrosísimos como periódicos, emisoras de radio e incluso la página de la RAE.
Tras la confusión inicial me soltó "¡Pero si te he dicho muchas veces que interfiero con los aparatos electrónicos!". Es cierto, me lo ha dicho pero no le creí. Ahora sí le creo, así que hay nuevas normas en la casa: prohibido acercarse a mi ordenador y a mis móviles. Y estoy esperando ansiosa a que tengamos que ir al aeropuerto. A ver la cara que ponen los del control.
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