No matter how full sour life may seem, there's always room for a couple of cups of coffee with a friend



miércoles, 20 de julio de 2011

Summertime

Normalmente como con mi amiga O. un día entre semana, así aprovechamos para ponernos al día en el caso de que nuestras obligaciones nos impidan vernos el fin de semana. El año pasado descubrimos la Casa Museo Sorolla. Lo descubrimos por casualidad, mientras buscábamos un sitio para tomar un café después de comer y nos tocó recorrer un par de manzanas porque era Agosto y estaba todo cerrado. El caso es que ese día no pudimos ir y luego se nos echó encima el otoño, con el horario partido, y acordamos que en mi siguiente jornada de verano iríamos sin falta.

Casi se nos pasa de nuevo, pero ayer finalmente fuimos a verla. Para aprovechar el tiempo decidimos comer en los jardines de la casa (¡se puede! y se está fresquito además). ¿Que puedo decir de la obra de Sorolla? Es una maravilla, y la casa es impresionante. Se puede visitar buena parte de ella y tiene el mobiliario original. La verdad es que disfrutamos mucho la visita. El único incidente es que conseguí que los de seguridad me llamaran la atención dos veces. La primera porque me empeñé en sentarme en una silla que tenía pinta de comodísima pero que era del s.XIX. Eso fue bastante adrede, ya me imaginaba que no me iban a dejar, pero tenía que intentarlo. Miré por si había alguien pero los muy ladinos van camuflados de visitantes y no me percaté.

La segunda fue totalmente injusta desde mi punto de vista. Estábamos en el jardín y una señora se metió en un rectángulo de azulejos donde hay una fuente muy chula. Estuvo un buen rato jugueteando con el agua mientras el inútil del marido intentaba hacerle una foto (que no puede ser tan complicado, ¡si llevaba una cámara compacta!). Cuando acabaron O. me pidió que le hiciese una foto a ella, y antes de hacérsela me metí en el rectángulo para sacar una de los angelillos de la fuente de cerca. Y en ese momento llegó el guarda de seguridad y me echó la bronca. Está prohibido entrar ahí. Pues vaya, podía haber venido antes y al menos la otra tampoco habría tenido foto. O follamos todos o la puta al río.

A pesar de que O. ha decidido que no me vuelve a sacar de paseo la visita mereció la pena. Os lo recomiendo para esas tardes de verano en las que uno no sabe que hacer. ¿Que donde está el museo? Aquí tenéis información.

2 comentarios:

  1. ¡Pero para que cuentas nada si yo no había dicho ni pio! Vándala, más que vándala. Restregando tus posaderas por el patrimonio nacional... lo de la fuente la verdad es que me pareció una idiotez, pero en fin...

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  2. Tenía que contarlo, no me lo podía guardar dentro. Ya sabes que mi karma se resiente cuando no comparto estas cosas.

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